EsParaTraposdePapel

Historias basadas en hechos reales... e irreales.
Cualquier parecido con la realidad, es fruto de la ficción, de la fricción o de la mente mental.
Aquí , a veces, se rompe la netiqueta sobre la ironía, este blog no derrocha ironía... supura ironía.
El resto de reglas de netiqueta, valen.....de momento.
Y si no te gusta, no te nervies, que es para trapos de papel.

9 de octubre de 2012

#thecofiaday

¡Queridos y queridas mías!
Resulta que para mañana, las enfermeras y enfermeros tenemos plan. Mañana toca hacer fiesta de disfraces, o mejor dicho de "desdisfraces".
Mañana, día 10 de octubre, Andoni y Carlos, Carlos y Andoni, los compañeros de la  Comisión Gestora, que son más bonicos que un San Luis, han tenido la idea de hacer #thecofiaday. ¿y por qué? pues ellos lo explican de lujo en su web y en su evento en FB, pero os voy a hacer mi propia interpretación:
Se ha liado parda!! A una compañera, le han metido un puro de dos años de inhabilitación, en una sentencia épica. Y es épica, porque la magistrada ponente, se aferra como una garrapata a una ley de los principios de los setenta, donde figuramos las enfermeras como las secres de los galenos. Y claro, queridos, que estamos en 2012, ya ha pasado un tiempo, y a las enfermeras nos alucina, que nuestros legisladores no hayan actualizado esa norma obsoleta ¿o no es obsoleta?
En esa ley, estamos al 100% subordinados al facultativo o médico, como quieran llamarlo, se da una patada en el mismísimo, a nuestra muy preciada autonomía profesional.
Asín, que hemos decidido cumplir la ley a rajatabla, nos ponemos setenteros, con la cofia por lo arto (que no harto) y a repartir....
#thecofiaday aupa la dignidad enfermera!

...a repartir funciones, como debe ser. En los centro de salud, lo tenemos más fácil, creo yo, ahí en nuestras consultas con nuestros programas de salud y nuestros cuidados, pero bueno, como las meigas.... también hay alguna que otra pauta que no debería ponerse sin ir por escrito, por ejemplo.
Carlos,es peaso de enfermeractivista, da un decálogo en su blog, que creo que no tiene desperdicio, es altamente recomendable.
Igual mañana, por fin, nos hacemos valer un poco más, y movemos algo, algún boli, alguna ley, algún abogado obtuso o alguna magistrada malinterpretada, algún gestor caprichoso, o a nosotros mismos.
Queridos y queridas, yo tengo que hacer una confesión, bueno, dos, me da apuro, pero lo voy a hacer: primero, que soy malísima para esto de la papiroflexia,ya desde mi más tierna infancia, no tengo ni pajolera idea de cómo montarme una cofia-supercuqui-de-la-muerte. Así, que me voy a versionar a lo riojano-rural, copiando una idea que me ha dado un generoso compañero de mi centro de salud,me voy a poner una boina-cofia, con el signo de la anarquía, o el de mi muy querida calavera-escorada, según rote el dibujo, ya veré.
Mi segundo dilema, los que me conocéis en 3 dimensiones ya lo sabéis: mi molondro! Mi testa, no es precisamente pequeña, tengo un hermoso perímetro craneal (no podía ser menos, para albergar tanta belleza e inteligencia), así que igual me paso por un chino de esos, a comprar "tles metlos de papel blanco mas glande que el del vátel".
Prometo, colgar foto de lo que salga, si no me han roto la "feis" mis compas galenosos, que sé que no lo van a hacer, porque me adoran, de adorar de verdad. El tema, además no va contra ellos, va con ellos (que no es igual). Se trata de hacer ver que no semos como nos han sentenciado, que somos mejores, que somos mucho mejores!!que somos la releche!!!
Así que ¡ea! si eres enfermera, y me lees, ponte la cofia y haz bien tu trabajo. Si no eres enfermera, ponte una cofia y hazte una foto y cuélgala en la red y apoya a tu enfermera: tienes asignada una y seguro que conoces alguna más.
Suerte que #thecofiaday no cae en viernes, porque si no, entre ir de negro, el lazo verde y la cofia-boina, iba a estar yo, como el rosario de la aurora. ¡señor, señor!

4 de octubre de 2012

de mamas an de .... yayas!!


  Hace pocos días, una compañera-pero-sin-embargo-amiga que presta sus cuidados en ese mundo tan fascinante que es el de la pediatría en atención primaria, me contaba que una mamá…
¡ Alto! un segundo, que me voy a poner glosaria:
  Las mamás somos las mujeres más grandes, que escoltamos a los pequeños en la consulta, que solemos sorprender con preguntas inverosímiles y tenemos una facilidad extrema para dejar flipando a la enfermera de pediatría, a la par que aguantamos entre las manos (habitualmente dos) los mil ropajes del niño, el bolso, el juguetito, la tarjeta sanitaria y el documento de salud infantil, las toallitas y el kleenex, y ponemos cara de
que entendemos todo lo que el sanitario se afana en explicarnos.
  Nuestra cabeza tiene una capacidad de giro brutal, de más de 180 grados, capacidad  que se incrementa cuanto más activo es nuestro retoño. Utilizamos una jerga propia, que abusa de coletas como: “cariño, no….” “cielito, deja….” “ Fulanito, eso no….” Y solemos acordarnos en estos momentos, intensamente del donante de la otra mitad genética….
  Cuando parimos, nos cesarean, o nos dan el bebé, nos brota la “mano termométrica”, que esa ya es para toda la vida (aunque nos afanamos por comprar el termómetro de última generación, que toma la temperatura del niño en 10 microsegundos, se la coge en la uña del primer dedo del pie izquierdo y tiene forma de florecita violeta).
  Y también nos surge, vete tú a saber por qué mecanismo o biofeedback, la saliva-higiénica-curativa, que lo mismo te limpia un resto de chocolate de una barbilla, que te endereza un remolino en el cabello, que te cicatriza espontáneamente una rodilla (aunque después en casa, saquemos todo el arsenal, y le pongamos a la rozadurita: suerito de los mocos que sobraba, betadine, mercromina, cristalmina, agua oxigenada para rematar y la tirita del Mickey Mouse, ¡ozú!).
  Las madres semos asín: nuestros nenes son los más bonitos del universo, los más salados, los más buenos y los más inteligentes. No son tan malos como algunas envidiosas se afanan en decir,… no son malos, son nerviosos o un poco hiperactivos.
  Comen fatal, poquísimo, es un martirio darles de comer… a los dos días, se comen a Dios por los pies, toda comida para ellos es poca… Las mamás nos movemos mucho en esas extrañas dicotomías del blanco al negro: nos gusta, es porque tenemos una ingente capacidad de abarcamiento. Podemos con todo… y un poquito más.

  Las abuelas se diferencian de las mamás porque parecen más sabias, de sabiduría popular, hacen menos preguntas que las mamás, pero más afirmaciones. No tienen vergüenza en decir que algo no les gusta, ni moderación: la vergüenza se les desaparece cuando a las madres nos sale esa mano termométrica. Son más rotundas, escuchan menos y parece que sus manos abarcan más (cuando no está la madre) o necesitan menos complementos (¡quién sabe!)
  Las abuelas arreglan los problemas de sus nietos -con los que crean un vínculo de camaradería fantástico e indestructible- con comida y abrigo. Cuántas veces oímos cómo dice la abuela: “dale de comer esto o aquello (una sopita o una rosquilla, algo casero, vamos) y así se le quitarán todos los males”, o “abriga a ese hijo, que va muy destapao”, en agosto!!. A las abuelas les mola eso de echar las rebequitas por los hombros, tapar las barriguitas, poner los calcetinitos, independientemente de la temperatura externa. Les rechina que la enfermera les diga: “el niño debe llevar las mismas capas que lleva su madre”. Preguntan: “¿el sujetador y la faja cuentan como una capa o como dos?”. Son las proveedoras oficiales de camisetitas y bodys de algodón del bueno ,bueno y del perlé de toda la vida.
imagen extraida de http://yanethpoints.blogspot.com.es


  Yo me declaro, desde estos esparadrapos, admiradora ferviente de las abuelas, me encantan y fascinan, sobretodo por lo que he apuntado antes, por esa relación tan tierna, tan cómplice, especial e incondicional que se establece con sus nietos. La abuela, que otrora fué madre recta, ahora es una gamberra, a la que no le duele en prendas, el ponerse a comer a hurtadillas gominolas con el nieto, justo antes de las acelgas que hace mamá. Esas abuelas que solventan con una sopita sabrosa cualquier astenia infantil y con un arrocito con leche, que nace de la cazuela abollada en 5 minutitos, mientras le está cantando el “que llueva, que llueva” o “los cinco lobitos” al nieto de catorce años, que ha ido a por la propinilla.

  Al final, creo que vamos a dejar para otro momento, lo que me contaba mi compañera-pero-sin-embargo-amiga que presta sus cuidados en ese mundo fascinante que es el de la pediatría en atención primaria.
Por cierto, que tengo otra compañera-pero-sin-embargo-amiga, que ahora está “mentalizando su carrera profesional”, a la que quiero mandar un recadito desde lo más “projundo”de mi ser : Elisita, darling, que te añoro, ¿vamos pensando en algo para poder bailar tú y yo, yo y tú, así bonito, como sólo nosotras sabemos? Nota para el lector: le propongo a Elisa preparar otra comunicación oral, la intento seducir
(enfermerísticamente hablando, ¡válgame!)