EsParaTraposdePapel

Historias basadas en hechos reales... e irreales.
Cualquier parecido con la realidad, es fruto de la ficción, de la fricción o de la mente mental.
Aquí , a veces, se rompe la netiqueta sobre la ironía, este blog no derrocha ironía... supura ironía.
El resto de reglas de netiqueta, valen.....de momento.
Y si no te gusta, no te nervies, que es para trapos de papel.

21 de diciembre de 2018

Las tres pacientas majas

Con la Navidad, este año, desde mi centro de salud, hemos querido acercaros un poco a la vida de estas tres mujeronas, Las tres pacientas, como estamos en la Rioja,:las tres pacientas majas. Deciden quedar en el centro de salud, para recibir mimos, e ir soltando, entre puñetas, risas y muñecos, un poco de cariño o no,....¿o no?

Desde este blog, un poco abandonado y raído, quiero agradecer a todos mis compas del centro de salud de Nájera, por su cariño, paciencia y confianza. No os podéis hacer una idea, amigos, del enorme capital humano que hay en mi centro de salud, de todo el equipo, no solo de las enfermeras, sino de todos, anejos incluídos, y es por ello que me siento en la obligación de reconocer este gran valor, que no se devalúa con el tiempo, sino, que como el buen vino tiene un envejecer de lujo. Como dice Pedro Soriano, aquí sumamos todos, y en este caso, sumamos excelencia, cada uno con sus dones, ...un recuerdo especial, para los compañeros que ahora andan en el exilio, ya sabéis quienes sois. Nos volveremos a cruzar, seguro. Y a los que estáis por venir, enhorabuena, estaréis con el mejor "team".

Feliz Navidad!!
PD: tranquilos, que las tres pacientas serán guardadas a buen recaudo, no les vamos a dejar salir más... a no ser, queridos, que os portéis reguleras...las embalaremos con un lacito y ¡marchando!

25 de junio de 2018

Tejiendo escaleras con ella





De bien nacidos es ser agradecidos. Quiero agradecer a Jorge Minguez, a Jose Ramón Martinez-Riera y a la familia de mi Asociación de Enfermería Comunitaria, por darme su apoyo con este texto que escribí y se ha publicado hoy en el periódico La Rioja, en la sección de opinión. Gracias a ellos también. Y a todas las muestras de  cariño recibidas hoy, como sigáis así, vamos a por el libro...bueno, entramos en harina, espero que os guste y os sirva, va por todas las "ella" que nos necesitan:

"Subió las escaleras a la carrera, cerró la puerta tras de sí, se metió en la cama y se aovilló debajo del edredón mientras respiraba a trompicones. Estaba muy nerviosa, acelerada, tenía que asimilar lo que había pasado tan solo hacía unos minutos. No se lo podía creer. Cerró los ojos y las imágenes volvieron a su retina:
Ese día, tenía cita con Celia, su enfermera, como cada mes. Estaba intentando perder peso, como él quería, y necesitaba alguien que le ayudase, porque ella sola ni para eso valía: el se encargaba de repetirle esa letanía cada momento de su existencia. Sin ir más lejos, la noche anterior, se lo había gritado a tres milímetros de la cara, apestando a alcohol y agarrando sus muñecas para reforzar la misma idea: “ella era la idiota culpable de todas sus miserias”.
Así que llegó a la consulta de Celia con la mirada fija en el suelo de linóleo, y sintiéndose como una mierda, dejó el bolso en el respaldo de la silla  y comenzó a quitarse la ropa para ir a la báscula, su enemiga implacable.
Pero aquella mañana, Celia apoyó su mano en su hombro y le dijo: “ Espera Pepa, que antes me gustaría hablar contigo un ratito.”- se sentaron la una junto a la otra- “Verás, esta semana hemos comenzado una campaña sobre la violencia contra las mujeres …-su voz sonaba suave-…estamos preguntando a todas las mujeres que vienen a nuestras consultas (las enfermeras, matronas, médicos, trabajadoras sociales, ginecólogos…), ¿te importa que te las haga a ti?”- Celia le miraba directa, con interés, hacía tiempo que nadie le miraba así…. quizás….-“está bien, Celia, dispara”- Pepa esbozó una sonrisa que apenas le llegaba a los ojos…
Al terminar esa consulta, algo había cambiado para ambas: las dos tenían más seguridad, una agradecida por la confianza y el trabajo bien hecho; la otra, con el corazón acabalgado bajo su edredón, viendo un poco de luz por delante…
Así es cómo empezó todo, Celia preguntó, Pepa respondió, luego empezó a hablar, a desahogarse, a escupir sus miserias y las de Pepe,  pasaron por diferentes momentos, las palabras a veces salían mezcladas con miedo y susurros, otras veces con rabia y lágrimas, otras con dolor e impotencia, pero iban saliendo, y como una madeja, se iba desenredando la autoestima de Pepa, bajo las manos de la tejedora que ella había elegido, de su enfermera.
Hoy en día Celia y Pepa han hecho un camino juntas del que están orgullosas, las palabras de Pepa son menos dolorosas, se ve más guapa, más segura,…siguen dando pasos, … ella sabe que cuando sube por sus escaleras, también hay un camino para bajarlas, y que al final, tras una puerta blanca, hay una enfermera, o un enfermero, que le va a mirar a los ojos y le va a hacer un par de preguntas.

Según algunos, esta historia se puede escribir de otra manera, y tienen razón: se puede escribir de cientos, miles de maneras. Celia, puede llamarse Pedro y ser un trabajador social, o ser Juana, la matrona, o Irene, la pediatra del bebé de Pepa… realmente, puede ser quien Pepa quiere que sea, porque en estas vivencias tan complejas y sutiles, la libre elección de profesional es fundamental.
 ¿Cuál sería el peor modo de acabar esta historia? Dejando a Pepa sola, sin nadie detrás de la puerta, que la deje a un lado, o que trate su obesidad sin mirarla, sin preguntarle, sin sentarse a escucharle, a profundizar…
Los profesionales de la salud somos un equipo diverso, no estamos compuestos por un solo colectivo, como dicen los incautos, somos varios los colectivos profesionales cualificados para dar apoyo a nuestras mujeres en esta epidemia que es la violencia de género. Pero ni eso importa, lo que realmente prevalece es que siempre haya una puerta abierta para ellas, con una mirada activa detrás, que les escuche y que les acompañe en ese caminar tan complejo que tienen.

El nombre, o cargo que venga impreso en la bata es lo de menos."


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2 de marzo de 2018

Una de caca, un favor!!

Pues nada hermosuras, este vídeo de mierda, porque lo que es, es...y no hay más...decía, que este vídeo, surge a raiz de una serie de sucesos acaecidos habitualmente en todas las salas de recogida de muestras, de extracciones y de laboratorios de España.
Ante los paquetes de regalo-bomba, envases diversos y diferente volúmenes rellenos alcistas, frustradas y cariacontecidas, Blanquita Sucunza y servidora de ustedes, decidimos sonreir, preparar una cagadilla de mentiras y grabar...
Esperamos que sea de vuestro interés, e incluso de vuestro agrado....aunque hablando de heces, es mucho decir....
Así, que como dijo ese gran actor emblemático, Fernando Fernan Gómez: "¡A la mierda!"


No olviden estas grandes reglas, a la hora de recoger las cacas:
  1. Menos es más: el tamaño Importa.
  2. Intente atinar, y si no, limpiar.
  3. Su caca no es un regalo ni un bocata: no la envuelva hasta el infinito.
Y nos vemos por el laboratorio, queridos, con guantes y a lo loco!!


25 de enero de 2018

Historias de una principiante de Zumba.

Septiembre y enero  son las dos épocas en el año donde una se replantea su vida y comienza sus proyectos, ideas, colecciones, etc...los señores que hacen dedales de porcelana lo saben bien..."al dedillo". 
Servidora no iba a ser menos, así que, junto con parte de mi racimo de amigas, me inscribí a clases de zumba, dos días por semana. Hay que activarse, salir del sedentarismo e intentar quemar calorías y pancetas, desatascar articulaciones y hacer reaparecer esas cosas perdidas entre lorzas, llamadas músculos.

Si estás pensando apuntarte a zumba, debes tener unas cuantas cosas en cuenta.
Primero, conserva la calma, no vas a dar pié con bola, no pasa nada. Los primeros días, en todos los sentidos, se trata de sobrevivir:de acostumbrarte a las canciones sin sonrojarte ni escandalizarte, de no chocarte con las compañeras, de no tragarte el material deportivo (las bicicletas estáticas, para mi gusto, tienen demasiadas esquinas, deberían ir más acolchadas por los frontales...por el bien de mis dientes), de no autolesionarte (las rodillas, las pobres lloran con los saltos; ojo si mueves brazos y piernas a la vez corres el riesgo de terminar hecha un nudo celta al lado de los balones de pilates y las colchonetas). Intenta acompasar sólo pies, o solo manos al principio, mi consejo es solo pies, queda menos cantoso y no parecerás un "loco mía" con ropas prietas.
Fija tu atención en la persona adecuada.
 La estructura de las habitantas de la clase de zumba es la siguiente. La mujer preciosa, rítmica y rumbosa que se mueve como una sirena, que va vestida la más fosforita de todas y baila enfrentada al resto de personas, dando palmas y grititos de ánimo, es la profesora. A veces, en el fragor de la batalla y los giros y vueltas, puedes acabar enfrentada al radiador, que aunque no te lo creas, no da clases. Está a la misma temperatura que la profe, pero no va de fosforito y tiene una rueda en un lateral.Tampoco sonríe ladinamente ante una canción demasiado trepidante. La profe no tiene ruedas, aunque se mueve tan rápido que a veces parece que las tiene, es como el correcaminos, pero en sexy.
Luego estamos las alumnas, que vamos en color y posición por categorías: las más delgadas, ceñidas y fosforitas de primera fila, son las superpros. Tienen una experiencia mínima de tres años, y luego de ahí hacia atrás, se atenúan los colores, aumentan las grasillas y torpezas, hasta la fila de atrás, donde nos encontramos las gordas de negro, que somos nuevas, sólo nos falta la "L", pero nos lo pasamos muy bien y nos apoyamos mucho entre nosotras.
Para seguir, si tienes problemas de lateralidad, no te fijes en la profe, sigue a la más lenta de la primera fila, hazme caso, vamos a pequeños pasos. Cuando domines ese ritmo, a por la más rápida de la primera fila...y en nada, podrás seguir a la profe. (yo he estado dos semanas siguiendo al radiador, hasta que me di cuenta, no veas tú qué sofocones)
La primera vez que te salen los pasos de una canción entera, el subidón es máximo, sobretodo si eres capaz de acompasar con las manos y todo. Creo que no hay logro del que está más orgullosa últimamente...
Luego está el tema de los ropajes. La ropa de zumba es divertida, de colores y algo ceñida en ocasiones. Las que flaneamos un poco por la excelencia de nuestras carnes, sentimos la necesidad de reforzar ciertas zonas anatómicas, para no tener lesiones mayores. Así que he vuelto a usar esos artefactos del demonio: los sujetadores deportivos. El primer día, apenas recuerdo nada, me puse el sujetador deportivo, y el pecho subió, subió hasta límites insospechados. Analizando desde la distancia, creo que entré en isquemia, desde el pectoral hacia arriba, y  hasta hubieron momentos donde mi cerebro no recibía riego suficiente por la presión sobre las carótidas. No recuperé la consciencia hasta que alguien de mi familia, al verme morada de piel, tuvo a bien liberarme de semejante instrumento de tortura (aunque a mi edad, ver el pecho un poco bastante por encima de su sitio habitual, bien merece una asfixia...y casi necrosarme los brazos, la verdad)... tenga el lector en cuenta, que después del ejercicio, la ropa está sudada, y desliza peor sobre la piel. No me extraña que a veces, alguna zumbada llame al 112 para pedir ayuda para que la desestriquen, por que es ardua tarea...y ya, si a esto le añaden, la braga faja, o la malla alta, pues ríase usted de los caballeros medievales... con estas edades, los cuarenta  y bastantes(en las que estamos fantásticas sí, pero hay que ser más resilentes)las vejigas, por la edad, embarazos, partos y kilos, andan más guasonas.... pues ahora, te invito a que vayas a hacer pis, tras una hora sudando, saltando, moviendo el culo y perreando, y bebiendo agua entre canciones, con la malla, la braga push up y la urgencia del hecho en sí.... quemas más calorías que en toda la hora anterior....incluso a veces hasta claudicas y dejas que la gravedad haga su efecto...total, va a ir a la lavadora igual... pero yo, querido lector, siempre lo negaré...que no estoy Zumba...da. Y eso, si, bailando, se me mueve, todo lo que se me tiene que mover, ni más ni menos.