EsParaTraposdePapel

Historias basadas en hechos reales... e irreales.
Cualquier parecido con la realidad, es fruto de la ficción, de la fricción o de la mente mental.
Aquí , a veces, se rompe la netiqueta sobre la ironía, este blog no derrocha ironía... supura ironía.
El resto de reglas de netiqueta, valen.....de momento.
Y si no te gusta, no te nervies, que es para trapos de papel.

25 de enero de 2018

Historias de una principiante de Zumba.

Septiembre y enero  son las dos épocas en el año donde una se replantea su vida y comienza sus proyectos, ideas, colecciones, etc...los señores que hacen dedales de porcelana lo saben bien..."al dedillo". 
Servidora no iba a ser menos, así que, junto con parte de mi racimo de amigas, me inscribí a clases de zumba, dos días por semana. Hay que activarse, salir del sedentarismo e intentar quemar calorías y pancetas, desatascar articulaciones y hacer reaparecer esas cosas perdidas entre lorzas, llamadas músculos.

Si estás pensando apuntarte a zumba, debes tener unas cuantas cosas en cuenta.
Primero, conserva la calma, no vas a dar pié con bola, no pasa nada. Los primeros días, en todos los sentidos, se trata de sobrevivir:de acostumbrarte a las canciones sin sonrojarte ni escandalizarte, de no chocarte con las compañeras, de no tragarte el material deportivo (las bicicletas estáticas, para mi gusto, tienen demasiadas esquinas, deberían ir más acolchadas por los frontales...por el bien de mis dientes), de no autolesionarte (las rodillas, las pobres lloran con los saltos; ojo si mueves brazos y piernas a la vez corres el riesgo de terminar hecha un nudo celta al lado de los balones de pilates y las colchonetas). Intenta acompasar sólo pies, o solo manos al principio, mi consejo es solo pies, queda menos cantoso y no parecerás un "loco mía" con ropas prietas.
Fija tu atención en la persona adecuada.
 La estructura de las habitantas de la clase de zumba es la siguiente. La mujer preciosa, rítmica y rumbosa que se mueve como una sirena, que va vestida la más fosforita de todas y baila enfrentada al resto de personas, dando palmas y grititos de ánimo, es la profesora. A veces, en el fragor de la batalla y los giros y vueltas, puedes acabar enfrentada al radiador, que aunque no te lo creas, no da clases. Está a la misma temperatura que la profe, pero no va de fosforito y tiene una rueda en un lateral.Tampoco sonríe ladinamente ante una canción demasiado trepidante. La profe no tiene ruedas, aunque se mueve tan rápido que a veces parece que las tiene, es como el correcaminos, pero en sexy.
Luego estamos las alumnas, que vamos en color y posición por categorías: las más delgadas, ceñidas y fosforitas de primera fila, son las superpros. Tienen una experiencia mínima de tres años, y luego de ahí hacia atrás, se atenúan los colores, aumentan las grasillas y torpezas, hasta la fila de atrás, donde nos encontramos las gordas de negro, que somos nuevas, sólo nos falta la "L", pero nos lo pasamos muy bien y nos apoyamos mucho entre nosotras.
Para seguir, si tienes problemas de lateralidad, no te fijes en la profe, sigue a la más lenta de la primera fila, hazme caso, vamos a pequeños pasos. Cuando domines ese ritmo, a por la más rápida de la primera fila...y en nada, podrás seguir a la profe. (yo he estado dos semanas siguiendo al radiador, hasta que me di cuenta, no veas tú qué sofocones)
La primera vez que te salen los pasos de una canción entera, el subidón es máximo, sobretodo si eres capaz de acompasar con las manos y todo. Creo que no hay logro del que está más orgullosa últimamente...
Luego está el tema de los ropajes. La ropa de zumba es divertida, de colores y algo ceñida en ocasiones. Las que flaneamos un poco por la excelencia de nuestras carnes, sentimos la necesidad de reforzar ciertas zonas anatómicas, para no tener lesiones mayores. Así que he vuelto a usar esos artefactos del demonio: los sujetadores deportivos. El primer día, apenas recuerdo nada, me puse el sujetador deportivo, y el pecho subió, subió hasta límites insospechados. Analizando desde la distancia, creo que entré en isquemia, desde el pectoral hacia arriba, y  hasta hubieron momentos donde mi cerebro no recibía riego suficiente por la presión sobre las carótidas. No recuperé la consciencia hasta que alguien de mi familia, al verme morada de piel, tuvo a bien liberarme de semejante instrumento de tortura (aunque a mi edad, ver el pecho un poco bastante por encima de su sitio habitual, bien merece una asfixia...y casi necrosarme los brazos, la verdad)... tenga el lector en cuenta, que después del ejercicio, la ropa está sudada, y desliza peor sobre la piel. No me extraña que a veces, alguna zumbada llame al 112 para pedir ayuda para que la desestriquen, por que es ardua tarea...y ya, si a esto le añaden, la braga faja, o la malla alta, pues ríase usted de los caballeros medievales... con estas edades, los cuarenta  y bastantes(en las que estamos fantásticas sí, pero hay que ser más resilentes)las vejigas, por la edad, embarazos, partos y kilos, andan más guasonas.... pues ahora, te invito a que vayas a hacer pis, tras una hora sudando, saltando, moviendo el culo y perreando, y bebiendo agua entre canciones, con la malla, la braga push up y la urgencia del hecho en sí.... quemas más calorías que en toda la hora anterior....incluso a veces hasta claudicas y dejas que la gravedad haga su efecto...total, va a ir a la lavadora igual... pero yo, querido lector, siempre lo negaré...que no estoy Zumba...da. Y eso, si, bailando, se me mueve, todo lo que se me tiene que mover, ni más ni menos.